César Franck

Compositor

César Franck, entre cuyos discípulos figuraron Vincent d’Indy, Ernest Chausson, Henri Duparc y Guillaume Lekeu, está considerado, a pesar de sus raíces alemanas y belgas, como uno de los principales renovadores de la música francesa en el siglo XIX. Incluso durante su vida fue celebrado por muchos miembros de la Société nationale de musique como el más importante sinfonista francés y como el legítimo heredero de Beethoven, lo que dio lugar en última instancia a una auténtica transfiguración de su persona, que encontró su punto culminante en la biografía de Vincent d’Indy aparecida en 1906.

César-Auguste Franck nació en 1822 en Lieja, que pertenecía entonces al reino de las Provincias Unidas de los Países Bajos. A partir de 1831 estudió en el Real Conservatorio de su ciudad natal y poco después nacieron sus primeras composiciones para piano en el virtuoso «style brillante». A finales de mayo de 1835 su padre acompañó como empresario a su hijo a París, donde prosiguió sus estudios y trabajó como pianista acompañante. Siguieron clases de piano y de contrapunto en el Conservatorio de París, en una época en la que Franck, por recomendación de Liszt, ofreció algunos de sus conciertos de mayor éxito en el salón del constructor de pianos Henri Pape. El 2 de agosto de 1838 le concedieron el Primer Premio de interpretación pianística, un caso único en la historia del Conservatorio. Después de haber llevado durante varios años una carrera como virtuoso, el músico, que seguía contando con el respaldo de Liszt, consiguió en mayo de 1847 el puesto de «organiste accompagnateur» en la iglesia de Notre-Dame-de-Lorette de París. Durante el Segundo Imperio, Franck trabajó como un pedagogo, pianista acompañante y músico de iglesia muy demandado. En 1857 fue nombrado «Maître de chapelle» de la iglesia de Sainte-Clotilde, de la que luego sería su organista titular. En 1872 el músico se hizo cargo de la clase de órgano del Conservatorio, en la que acabaría impartiendo realmente clases de composición desde el órgano. Varias de sus obras más importantes vieron la luz en la última década de su vida, entre las que figuran tres poemas sinfónicos, la Sinfonía en Re menor, la sonata para violín y piano, el cuarteto de cuerda y los [Trois chorals] para órgano. Franck fue nombrado presidente de la Société nationale de musique, de la que él mismo había sido cofundador en 1871. Enfermo y víctima de un exceso de trabajo, se retiró de la vida pública tras sufrir un accidente de coche a comienzos de julio de 1890. Moriría en París en noviembre, pocos meses después.

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