Mariana Martínez

Compositor

Conocida en Viena como Marianna Martines, fue una de las compositoras más famosas en la época de Mozart y fue celebrada ya desde sus primeros años como una niña prodigio. El erudito musical británico Charles Burney, que había conocido a un gran número de talentos a lo largo de sus viajes por Europa, la tenía por la «cantante más perfecta que jamás había oído». Alabó además sus «excelentes composiciones» y calificó sus interpretaciones al teclado como de un «nivel magistral».

Mariana Martínez nació en Viena en 1744. Su padre Nicolò era maestro de ceremonias del nuncio apostólico en Viena, por lo que la familia tenía una estrecha relación con la corte vienesa – también con Pietro Metastasio, el poeta de la corte, que vivía además en la casa de los Martínez. Él fue quien reconoció el talento excepcional de la joven Mariana y quien se preocupó personalmente de que Joseph Haydn le diera clases de clave y Nicola Porpora fuera su profesor de canto. En 1761, cuando tenía tan solo diecisiete años, causó sensación en Viena cuando se interpretó su tercera Misa en la Michaelerkirche. Una década más tarde, Martínez –por entonces ya una compositora, clavecinista y cantante sumamente apreciada en Viena– fue admitida como la primera mujer que ingresaba en la Academia Filarmónica de Bolonia. En 1782 se interpretó su oratorio [Isacco, figura del redentore], a partir de un texto de Metastasio, pocas semanas antes de la muerte del poeta, que dejó su fortuna a Martínez y a sus hermanos. Pocos años más tarde la compositora parece haber renunciado a escribir nuevas obras. No obstante, participó activamente en la vida musical vienesa, hasta el punto de que la escuela de canto que ella misma dirigía se considera la institución precursora del Conservatorio de Viena. También actuaba en el marco de sus «entretenimientos musicales vespertinos», que pasaron a ocupar una posición central de la actividad musical en la ciudad. El tenor irlandés Michael Kelly contó en 1826 en sus [Recuerdos]: «Mozart era un visitante habitual de su salón y le oí tocar con ella a cuatro manos composiciones propias al pianoforte. Él sentía una gran simpatía por ella». Mariana Martínez murió el 12 de diciembre de 1812 en Viena.

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