Henry Purcell

Compositor

Henry Purcell fue una leyenda ya en vida, lo que el compositor británico hubo de agradecer sobre todo a sus numerosas obras escénicas, como fue el caso de The Fairy Queen, que se estrenó el 2 de mayo de 1692 en el Dorset Garden Theatre de Londres con máquinas voladoras, fuegos artificiales y recreación de fuentes, algo que superó a todo lo que se había visto hasta entonces. Además de sus obras musicales para el teatro, su catálogo incluye también numerosas odas, cantatas profanas y piezas instrumentales.

Henry Purcell es considerado, al igual que Vivaldi, Telemann, Bach o Händel, un compositor barroco, pero, como nació en 1659, es una generación mayor que ellos. Procedía de una familia de músicos –su padre y su tío eran «Caballeros de la Capilla Real»– y creció en Westminster en unos tiempos convulsos por culpa de las guerras. Purcell se formó como niño cantor en la Capilla Real, además de recibir las enseñanzas de John Blow, Christopher Gibbons y Matthew Locke, y en menos de tres años ascendió de ser copista de partituras a compositor de la corte. Como organista de la abadía de Westminster, sucedió a perpetuidad a John Blow, un puesto del que sólo sería apartado prematuramente por su muerte a los 36 años. Purcell fue un fiel servidor de la casa real y, durante los dieciocho años que fue compositor de la corte, vivió bajo el reinado de tres monarcas. En esta época se vivió el llamado «Período de la Restauración», el restablecimiento de la dinastía Estuardo, con Carlos II como rey de Inglaterra. Durante el reinado de Carlos II, la música había de servir en mayor medida a la representación cortesana. Esto tuvo como consecuencia que las composiciones –tanto para la iglesia como para la corte– se adentraran en nuevos ámbitos expresivos. Esta evolución favoreció la llegada de artistas franceses e italianos, que fueron invitados a Londres e impulsaron decisivamente la creatividad. Purcell, aun sin viajar él mismo, sí que tuvo suficientes oportunidades de conocer las corrientes internacionales, convirtiéndose en un gran mediador entre las épocas y los estilos del momento. Fue así como encontró una expresión musical enteramente personal que lo convirtió en uno de los compositores ingleses más importantes, hasta el extremo de ser bautizado como «Orpheus Britannicus».

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